Esta información no reemplaza la psicoterapia
Es normal que niños y niñas sientan miedo. Esto forma parte de su desarrollo cognitivo y emocional. Algunos ejemplos son: miedo a la oscuridad, a los monstruos, a las tormentas, a separarse de mamá (de pequeños), etc. Sin embargo, es importante que los adultos estemos preparados para acompañar en estos momentos, que sea común que niños y niñas sientan miedo no significa que no necesiten contención.
Si bien los miedos evolutivos no requieren un tratamiento específico, la ayuda de mamá/papá desde pequeños/as para gestionarlos constituye un factor de protección fundamental para evitar que estos temores se conviertan más adelante en un problema para ellos y contribuye a que puedan superarlos poco a poco.
Identificar nuestros propios miedos
Niños/as aprenden del comportamiento de los adultos que les rodean, especialmente de sus cuidadores.
Identificar y abordar los propios miedos es importante para ser conscientes de cómo nuestros miedos pueden influir en el niño/a.
Un motivo por el que es importante identificar nuestro miedo es que puede afectar en nuestra toma de decisiones que involucran al niño/a.
Por ejemplo, si tengo miedo a los perros puedo decidir evitar lugares donde hay perros, lo que puede limitar las oportunidades de aprendizaje y desarrollo de mi hijo/a, entonces en este caso ¿le estoy enseñando que los perros son peligrosos?
Te invito a preguntarte ¿Qué miedo es mío?
A veces puede suceder que evitemos situaciones que le generan malestar al niño/a porque a nosotros nos genera incomodidad. Debemos diferenciar nuestro malestar de su malestar.
Es aquí donde se pone en juego identificar nuestros miedos.
¿Cómo acompaño su miedo?
Expresar frases como "sos un miedoso", "no es nada, no sé porque te da miedo eso" puede que no le permita sentirse comprendido. Lo mismo si le decimos "no tengas miedo".
Es importante brindar seguridad y acompañar. Al estar presentes y disponibles desde que son pequeños ellos sabrán que cuenta contigo. A medida que van creciendo niños y niñas al escuchar sus preocupaciones y poner atención a lo que nos expresan facilita luego validar sus sentimientos, transmitiendo que todos nos podemos sentir de esa manera en ciertas situaciones, sin minimizarlo. Es importante que brindemos confianza para enfrentar su miedo y encontrar estrategias sin presiones.
Algunas estrategias según el momento evolutivo.
Por ejemplo, si nuestro niño/a tiene miedo a la oscuridad podemos fomentar un ambiente seguro, encender una lámpara pequeña con luz tenue a la noche, dejar que nos muestre aquellos aspectos de su cuarto que le brinden inseguridad. Si se trata de un niño/a pequeño (hasta la edad preescolar) podemos utilizar el juego para superar algunos miedos ya que se encuentran en una etapa del desarrollo en que predomina el pensamiento mágico. Podemos dibujar sus miedos y ponerlos en una caja, inventar un "spray anti monstruos", debemos recordar que a través del juego niños y niñas van conociendo e interactuando con la realidad que les rodea, depende de cada niño/a que estrategia puede ayudar. Leer libros de cuentos sobre miedo es una buena opción poder comprender mejor lo que le sucede y que pueda notar que no solo le sucede a el/ella, hay muy lindos cuentos para acompañar esos momentos.
Más adelante en niños/as de edad escolar podemos mostrarnos disponibles a escuchar sus preocupaciones y miedos sin juzgarlos, acompañar de a poquito a enfrentarlos solos.
Lo difícil de acompañar, sin sobreproteger y sin forzar
Hablamos de sobreprotección cuando hacemos por los niños/as aquello que pueden hacer solos. Aunque nuestra intención sea buena esto puede tener consecuencias negativas a largo plazo.
Por otro lado, exponer a un niño sin acompañarlo ante situaciones que le generan mucho temor no beneficia la situación, incrementa su miedo y malestar. Es decir, si un niño tiene miedo a la oscuridad y "para que aprenda" lo dejamos llorando solo y angustiado en su cuarto con oscuridad por un período de tiempo, no ayudamos a superar su miedo. Lo que aprenderá es que no puede acudir a mamá o papá cuando los necesita: cuando está angustiado o siente miedo. En cambio, si puede recurrir a ellos en esos momentos, sabrá que puede contar con ellos se sienta feliz, angustiado o con miedo. Cada niño y niña es único y debemos respetar sus tiempos, sus límites y necesidades.
Como digo siempre, todo es cuestión de encontrar un equilibrio, porque la idea es que de a poco pueda transitar sus miedos sin necesidad de estar acompañado/a, en general esto sucede cuando la intensidad del mismo es menor, cuando el niño siente que puede y comienza a enfrentarlo.
¿Cuándo consultar?
Me parece clave contarte que algunas veces el miedo se presenta de una manera muy intensa, cuando limita las actividades de tu hijo/a. Si notas inseguridad y que por momentos aunque lo acompañes a transitar ese momento se angustia y esto se mantiene a lo largo del tiempo es un punto importante por el que consultar.
Es esperable que ciertos miedos vayan disminuyendo a medida el niño/a va creciendo. Si los miedos interfieren significativamente con su vida diaria o son extremadamente intensos como te mencionaba antes, es necesario buscar ayuda profesional.
La psicoterapia infantil no tiene por objetivo eliminar el miedo, ya que eso no es posible ni es nuestro deseo, todas las emociones son necesarias, el objetivo será ayudar al niño a obtener estrategias para transitar esos momentos, a gestionar sus emociones, potenciar su autoestima y comprender más sobre lo que le está pasando. Además, es importante brindar herramientas para la familia sobre como acompañar especialmente a su hijo/a en esos momentos, según las situaciones que vivencian y según su temperamento.
Psic. Agustina Vignolo
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